Estos son los personajes que aparecerán en esta Hardfic, cada uno representado por un color de dialogo.

Esta historia empieza en el año 657 de Hardventure, 1 año antes del primer capítulo del cómic de Hardventure.

AÑO 656 – 19 Mayo


Eran los últimos días de estancia de Raven y Dynk en el orfanato del pueblo Seedzer.


Dynk había dado la mayoría de sus libros a la beneficencia del mismo pueblo, tenia al alcalde de este bien enamorado con la cantidad de material que le estaba ofreciendo y la verdad es que Dynk tenía colección para rato.


Raven de mientras deshacía las camas donde sus antiguos compañeros tomaron estancia; Mandi, Tordia, Feddal… Raven recordaba a cada uno de ellos ¿Cómo habrán seguido sus historias? ¿Se habrán convertido en guerreros de provecho? O por el contrario ¿Se habrán convertido en maleantes? Pero en los tiempos que corrían había una pregunta que tomaba prioridad por delante de todas ellas: ¿Seguirían vivos?


El orfanato se encontraba vacío, Raven corría por sus pasillos de madera pegando fuertes pisotones que retumbaban por todo el edificio y al girar la esquina, escaleras para arriba, las subía de cuatro en cuatro con los pies juntos, una de sus muchas manías que cuando Dynk le preguntaba por ellas respondía con un soberbio:


- ¡Lo hago para entrenar mi salto! ¡Algún día podré hacer mortales hacia delante! - Gritaba Raven entusiasmado.


Aunque en el fondo Dynk sabía que lo hacía porque era un revoltoso y esos días el edificio vacío era una herramienta más para formar alboroto.


Al llegar al piso de arriba, un pasillo que llevaba hasta la habitación de Dynk y allí, encima la mesa y envuelta entre vendas selladoras la espada que encontraron junto a Raven. Quieta, tranquila, adjetivos comunes si se tratase de una espada normal y corriente, pero Raven recordó en ese momento el accidente de hace un mes aproximadamente, el accidente que casi cuesta la vida a Dynk, que casi destruye el edificio del orfanato y por poco se lleva por delante a todo el pueblo de Sedzer. Esa fue una mala noche, sobre todo por los pobres habitantes del pueblo, la mayoría ancianos, a los que Dynk les tuvo que explicar que solo se trataba de una nueva técnica mágica en fase de ensayo y que no se preocuparan que estaba todo controlado, pero detrás de esa excusa se escondía una oscura y aún desconocida verdad.


Raven cerró los ojos y recordó como esa espada, inmóvil en la habitación de Dynk, salió disparada atravesando tres paredes hasta llegar a su brazo izquierdo. Sin entender que ocurría exactamente la espada se unió al brazo de Raven y este perdió el control. Lo siguiente que recordaba era el patio exterior del orfanato, unos árboles en llamas y a un Dynk ensangrentado. Raven abrió los ojos y recorrió por su cuerpo un breve escalofrío, aún no lograba entender que había pasado esa noche de la que no recuerda absolutamente nada.


Al abrir los ojos Raven se quedó pensando unos segundos mientras enfocaba su mirada al enorme ventanal de la habitación, desde allí se veía todo el patio del orfanato, los arboles que entraban al bosque, un trozo del pueblo Seedzer y justo en ese preciso momento, apareció una rara figura en tan bella estampa.


- ¿Pero qué… es eso? - Se extrañó en joven pupilo.


Raven no logró identificar la silueta, que iba cubierta de pies a cabeza con un manto marrón y que caminaba lentamente hacia la puerta del orfanato. Raven se asustó.


- ¡Dynk, tenemos visita! ¡Dyyyynk! - Gritó.


Dynk estaba en el piso de abajo pegando una última ojeada a sus libros cuando los gritos de Raven le hicieron levantar la cabeza.


- ¿Visita? ¿Ahora? - Se extrañó el maestro.


El joven Raven bajó los veinticuatro escalones en tres tiempos mientras Dynk, de un salto, se situaba a la entrada del orfanato. Raven no le tomaba el pelo, una figura casi inmóvil se sostenía con sus últimas fuerzas en el centro del patio, una figura totalmente cubierta.


- ¿Desea algo, señor? - Preguntó Dynk. Pero el silencio fue su única respuesta, cosa que no agradó demasiado al viejo mentor.


Dynk se acercó lentamente al inesperado visitante que yacía de pié e inmóvil ahí mismo donde se vio por primera vez. Raven estaba nervioso en el cobertizo observando tan rara escena. A dos metros estaba Dynk de dicha persona cuando susurró una leve palabra justo antes de desplomarse como peso muerto al suelo.


- Ayuda.

21 Mayo


El misterioso individuo hacia dos días que yacía en una de las camas del orfanato.


Dynk había decidido hospedar al nuevo inquilino, pues cuando él y Raven lo recogieron del patio este presentaba señales de haber sido atacado muy fuertemente, pero había algo más importante que no pasó desapercibido por el maestro y el alumno y es que el hombre ahí tumbado al borde de la muerte desprendía una enorme energía vital ¿Quién era esa persona? ¿Quién podría haberle hecho eso? Aún así Dynk no se fiaba. Pese a que le ofrecieron hospedaje y ayuda no sabían cómo reaccionaría ese individuo una vez despertase, con ese poder podría ser un rival a tener en cuenta y que por supuesto, un posible enemigo que ni Raven ni Dynk podrían detener.


Por eso mismo, Raven y Dynk decidieron montar guardias para seguir la evolución de la mejora del individuo y para poder acabar de determinar las intenciones de este, si había alguna sospecha de que podría ser un peligro para ellos dos o para la aldea de Sedzer deberían actuar antes de que este se recuperara del todo.


Pasaban los días y la intriga mataba a Raven, nunca había conocido a alguien tan fuerte y esta vez lo tenían allí en frente, en proceso de recuperación y hora a hora dando señales de volver a estar en unas mínimas facultades. Raven intensificaba sus guardias para poder coincidir con la vuelta de la conciencia del guerrero y pasados tres días, el misterioso individuó pronunció sus primeras palabras desde que lo recogieron en el patio del orfanato.

- ¿Dónde… Dónde estoy? - Preguntó inmerso en una resaca de sueño.

- ¿¡Ya has despertado!? - Respondió gritando Raven.

- ¿Quién eres? -

- ¡Apareciste en el patio de nuestro orfanato! ¡Hemos estado cuidando de ti desde entonces! -


El sujeto parecía algo confuso tras su recuperación. Dynk se percató en seguida del despertar del nuevo inquilino así que de inmediato se dirigió a la habitación donde se hospedaba para poder hacer la primera toma de contacto, pero para entonces él y Raven ya llevaban un rato dialogando.


- Mi nombre es Rubbo y he escapado de la isla de Heliópolis - Se presentó el guerrero.

- ¿Heliópolis? ¡Eso está al otro lado del Océano Sherpi! - Se sorprendió Dynk desde la puerta de la habitación.


Y el asombro de Dynk no era para menos. La isla de Heliópolis o más conocida como "la isla de la sangre negra" era conocida por un violento torneo de lucha que se realizaba una vez al año, el torneo "Puño de Acero" que reunía a los mejores luchadores de Gaia y los enfrentaba en una serie de sangrientos combates para decidir al mejor guerrero del planeta. El ganador de este torneo no solo se llevaba el respeto de todos los demás guerreros participantes sino que además se le obsequiaba con algún tipo de tesoro de valor incalculable, cortesía de Mr.Loupera, propietario de la isla y máximo organizador de tal evento.

Pero una vez más la mente inquieta de Dynk empezó a dar vueltas… ¿Rubbo? ¿De qué le sonaba ese nombre? Quizás no le diría nada ese nombre si a la vez no lo relacionara con la isla de Heliópolis. Pocos libros le quedaban ya a Dynk y de actuales se puede decir que casi ninguno, pero aún así, mientras Raven interactuaba con el hombre, Dynk aprovechó para pegar un ojo a su ya escueta biblioteca en busca de algún tipo de información sobre ese torneo y si había suerte, algún tipo de referencia sobre ese tal Rubbo.

28 Mayo


Ocho de la mañana. Un fuerte estruendo proveniente del patio principal pone en pié a Dynk entre confusión y sorpresa. En un sprint digno de un chaval de quince años se posiciona en la puerta del orfanato en un abrir y cerrar de ojos.


- ¿¡Que pasa aquí!? - Gritó hacia el patio del orfanato el viejo tutor.


Pero justo al lanzar la pregunta vio el origen de la explosión. De pié en medio del patio estaba Rubbo con el brazo derecho en 90º apuntando directamente al centro de la explosión. En frente del inquilino un inmenso y humeante agujero causado por algún tipo de ataque mágico que, visto lo visto, se trataba de algún tipo de magia de un nivel exageradamente elevado.


Desde la ventana del primer piso asomaba la cabeza Raven. También se había despertado con el fuerte estruendo y miraba, entre asomo y miedo, la escena de destrucción que había dejado ese tipo justo en las puertas del orfanato. Dynk empezó a temblar y un mar de dudas inundó su cabeza:


- ¿Rubbo… Que… Que significa esto? - Preguntó el maestro.


La mirada de Rubbo seguía clavada hacia el centro de la explosión, él mismo parecía sorprendido ante tal abominación de destrucción y tras unos segundos sin reaccionar, el misterioso guerrero bajó el brazo y giró su cabeza hacia Dynk.


- Lo siento Dynkinian, era algo que necesitaba hacer, creo que ahora os puedo contar mi historia.


Eso fue una escena confusa que Rubbo acompañó con unas palabras que no ayudaron demasiado a aclarar lo ocurrido. Seedzer era un pueblo tranquilo y ese tipo de demostraciones podía matar a más de un pobre anciano de un ataque al corazón. Raven, Dynk y el invitado se sentaron en la enorme mesa de madera del comedor principal del orfanato y mientras Dynk calentaba un par de tazas de café, Rubbo tomaba asiento y se despojaba de algunos de los vendajes que los últimos días le habían colocado, muy cuidadosamente.


La gran sala estaba inundada por un silencio inquieto y solamente los ruidos de cucharas y cerámica de taza rompían un poco la rara calma del momento. Una vez las dos tazas se aposentaron encima de la mesa, el guerrero empezó su explicación:


- No os mentí acerca de mi nombre, soy Rubbo, aunque en Heliópolis me conocen por ser el pentacampeón del torneo del puño de Acero.

- ¿¡Pentacampeón!? - Exclamó Dynk.


Y tal sorpresa no era de extrañar. Ganar el torneo del puño de acero era un logro al alcance de muy pocos, pero ganarlo cinco veces era una proeza digna de los libros de historia.


- Exacto, durante los últimos cinco años he sido el campeón indiscutible del torneo, he conseguido tesoros de todos los tipos: Piedras de valor incalculable, pociones milagrosas, mapas con localizaciones místicas…

Raven no cabía en sí, ahora entendía porque ese tipo desprendía una energía vital tan potente ¡Era un campeón! Y por lo que contaba no era un campeón cualquiera ¡Era un campeón de campeones!


- Pero mi última victoria fue mi perdición…- Pronunció Rubbo con cierta lastima.


Su cara cambió completamente, su mirada cayó directamente al fondo de la taza de café que Dynk le había dejado encima de la mesa y que aún no se había llevado a la boca.


- El premio de este año era una esfera de Maiho cuyo poder solo estaría al alcance del vencedor del torneo, un tipo de magia que muchos de los ahí presentes ansiaban pues era un premio que te mejoraba enormemente como guerrero…

- ¿Qué tipo de magia? - Cortó Raven muerto de intriga.

- Magia astral.- Respondió Rubbo.


La cara de Dynk era un poema. Magia astral, un tipo de magia completamente desconocida para él pero que conocía ligeramente, pues la estudió antaño con su maestro Shango pero como bien dijo Rubbo, era un tipo de magia al alcance de muy pocos, por lo que indagar demasiado sobre ese tipo de magia podría acabar siendo una pérdida de tiempo pero aún así, Dynk pudo dar una explicación decente sobre dicho elemento.


- Las magias actuales se clasifican en tres niveles.- Empezó el maestro.

- En el primer nivel se encuentran las magias más comunes: Fuego, agua, viento y tierra, digamos que estas magias son el origen de todas las demás.

- En el segundo nivel se encuentran las derivadas de las del primer nivel, son magias más poderosas que las primeras pero más difíciles de realizar, son las magias que usan los guerreros mas expertos.

Raven recordaba haber estudiado esas magias, siempre deseó llegar a controlar algún tipo de magia de segundo nivel.


- Pero… existe un tercer nivel de magia, un nivel que se considera prohibido por varios motivos. El primer motivo seria por la peligrosidad que tiene este tipo de magia, pues pueden llegar a ser letales para quien las use. Y el segundo motivo es que se tratan de elementos completamente fuera del alcance del control de los humanos.

- Magia oscura, Magia divina o Magia astral.- Añadió Rubbo.


Tanto misterio no era de extrañar. Durante años los humanos habían deseado e intentado controlar las magias de tercer nivel y en la mayoría de casos los fracasos se traducían en forma de muertes o invalideces seberas. Se decía que quienes intentaban dominar la magia oscura acababan en el infierno, los que intentaban dominar la magia divina eran fulminados por los dioses pero los que creían que podían dominar la magia astral desaparecían completamente sin dejar rastro. Por eso mismo Dynk nunca se planteó si quiera aprender o enseñar ese tipo de magia, era sinónimo de suicidio.


- Siento haber causado ese estruendo de buena mañana, solo intentaba usar una pequeña parte de la magia astral que gané.- Se disculpó Rubbo.


Acto seguido se sacó de entre sus ropajes una esfera de Maiho, con su peculiar color rojo intenso y la puso encima de la mesa.


- ¿Esta es la esfera?- Preguntó Raven con ojos como platos.

- Exacto pequeño, este es mi Cometa Carmesí.- Añadió Rubbo.

29 Mayo


Raven estaba emocionado. Al mediodía apenas comió, pues Rubbo le prometió que le haría una demostración de esa misteriosa magia. A Dynk no le hacía mucha gracia pero todo hay que decirlo, es un tipo de elemento que apenas se ve en Gaia y puede que en el fondo, Dynk tuviera tanta o más curiosidad que Raven de ver en acción dicha magia prohibida.


Cometa Carmesí era el nombre de la técnica de Rubbo, cosa que ya por el nombre denotaba misterio y potencia, por eso decidieron alejarse un poco del pueblo de Seedzer, pues el día anterior ya tuvieron un buen sobresalto con la primera demostración de dicha magia, así que para esta vez decidieron adentrarse en el bosque y llegar hasta la laguna del pueblo, muy cerca de donde encontraron a Raven por primera vez. Para eso tenían que hacer un camino de casi treinta minutos así que el viejo Dynk aprovechó para preguntar a Rubbo sobre algo que hacia días que le rondaba la cabeza…


- Rubbo, sin duda eres un tipo fuerte pero… ¿Quién te hizo eso? ¿Quién te atacó?- Preguntó el tutor con cierta perspicacia.

- Eso… fueron los hombres del mismo Mr. Loupera- Respondió el guerrero sin apartar la mirada del camino.

- ¿¡Cómo!?- Gritó Dynk lleno de sorpresa.

- En el torneo del puño de acero existe un submundo dedicado a las apuestas, apuestas donde la gente normal y la gente poderosa apuestan miles de batistas.

- ¿Y eso que tiene que ver con quien te atacó?- Preguntó Raven.

- Ganar cuatro veces el torneo de acero hizo que muchísima gente apostara a mi favor para ganar una quinta vez, si yo llegaba a perder… ¿Os imaginas el dinero que ganaría alguien que apostase por mi derrota?

- Me huelo hacia dónde va esta historia…- Murmuró Dynk.

- Llegué a la final del torneo e intentaron por todos los medios que me dejase ganar, me amenazaron, me intentaron sobornar e incluso, me intentaron envenenar… pero gané mi quinto torneo, cosa que no gustó demasiado a quien apostó por mi derrota.

- Que negocio tan ruin…- Opinó el maestro en voz baja.

- Lo que yo no sabía es que entre los apostantes para mi derrota se encontraba el mismísimo Mr.Loupera, el organizador del torneo, y como os podéis imaginar no disfrutó tanto como yo mi victoria.

- ¿¡Entonces fue él quien te hirió de muerte!?- Preguntó el joven Raven.

- Él en persona no, fue su ejército de hombres y cazarecompensas.


En ese momento hubo un breve silencio. Con esa historia Raven y Dynk se habían olvidado que estaban hablando con el pentacampeón de Heliópolis, alguien que no podía ser vencido por cualquier guerrero o cualquier cazarecompensas, alguien que había sido considerado el guerrero conocido más fuerte de Gaia y como era de esperar, haría falta un ejército para dejarlo herido de muerte.


Cuando le preguntaron a Rubbo sobre el número de hombres de Mr.Loupera que se enfrentó, habló de más de una veintena, puede que incluso más de treinta hombres, todos fuertes y armados y que ni así, pudieron acabar con la vida del campeón de Heliópolis.

La visión que tenia Dynk sobre ese hombre cambió radicalmente. Si era verdad la historia que contaba, cosa que parecía ser así, Rubbo decidió ganar y llevarse el respeto de muchos antes que entrar en el juego de las apuestas. Quizás podría haber ganado muchas más batistas y tesoros dejándose ganar pero ¿En qué tipo de guerrero se hubiera convertido? ¿Dónde estarían su orgullo y su honor? Sin duda y pese a su carácter bastante cerrado, Rubbo era un guerrero de pies a cabeza, un tipo que solo pensaba en ganar y al que los bienes materiales no le importaban lo más mínimo. Su esfera con magia astral era su último premio, un objeto de no debería haber sido ganado por él y al que le tenía cierto aprecio por ser el premio que lo definía como persona, el premio que frustró los planes de Mr.Loupera y el premio que lo coronaba como campeón de campeones.


Dynk captó el carácter de Rubbo, pero Raven…

- Y si te iban a pagar mucho mas por perder… ¿Por qué no te dejaste ganar?- Preguntó Raven mientras Dynk lo miraba con cara de "tierra trágame"

- Jajajaja- Rió Rubbo- Aún es temprano para que lo entiendas- Añadió.


Raven se lo quedó mirando con cara extrañado, no acababa de entender porque ese tipo rechazó una gran suma de dinero a cambio de una sola derrota. Ante las dudas del joven pupilo, Rubbo solo puso sonreír y brindarle una frase que le acompañaría de por vida:


- En este mundo para ser el mejor hay que tener orgullo de guerrero-

Una vez llegaron al lado de Seedzer la demostración no se hizo esperar. Tanto Raven como Dynk, como si lo hubieran pactado antes, dejaron de darle conversación a Rubbo para dejarlo de entretener y que este les mostrara la magia cuanto antes mejor. Por su parte, el campeón de Heliópolis parecía que quisiera, una vez más, ver el alcance de destrucción de su nueva técnica, y para ello el gran lago de Seedzer iba a ser la victima de ello.


- Ya que el objetivo va a ser el lago y no hay peligro de causar ningún daño, voy a intentar usar el 100% de mi energía vital- Aclaró Rubbo.


Esas palabras excitaron aún más a Raven, además de ver una de las mejores magias de Gaia, también iba a ver la máxima potencia del guerrero. No le dio tiempo a asimilar lo grandiosa que iba a ser la demostración que empezó a notar una gran energía vital emergiendo de Rubbo, algo exageradamente increíble, ni él ni Dynk habían notado una energía vital tan potente en su vida, ni si quiera en las guerras en las que Dynk había participado y que sin duda, si Rubbo hubiera sido participe de alguna de ellas hubiera decantado la balanza hacia su lado sin ningún tipo de duda.

El brazo derecho de Rubbo se alzó apuntando con la palma abierta hacia el centro del lago Seedzer. Varios rayos rojos empezaron a rodear el brazo del guerrero cuando un fugaz rayo de energía emergió de este acompañado de una onda expansiva que hizo retroceder un paso a los dos espectadores. En un abrir y cerrar de ojos se produjo una gran explosión en el centro del lago como si una gran bomba acabase de estallar en él. Raven y Dynk no cabían en si ¿Cómo podía ser que una magia fuera tan peligrosamente destructiva? Esa era sin duda la técnica mas poderosa que habían visto jamás.


- Cometa Carmesí…- Pronunció Rubbo en voz baja.

- ¡Eso… Eso ha sido la ostia!- Exclamó Raven.


Parecía que el mismo Rubbo no se acababa de creer la potencia de su magia.


- Rubbo, sin duda tienes una de las magias más poderosas de Gaia pero… ¿Qué harás con ella ahora?- Preguntó Dynk inmerso en un mar de dudas y asombro.


Quizás las respuesta que esperaba Dynk era que Rubbo hablase de venganza, de devolverle la moneda al corrupto Mr.Loupera o quizás, en un pensamiento mas pasivo, esperaba que el guerrero visitase de nuevo la isla de Heliópolis para conseguir su sexto título del puño de acero, si usaba su magia en el torneo no tendría ningún tipo de rival a su alcance y tendría un nuevo título a la palma de su mano pero la respuesta del campeón de campeones sorprendió a maestro y pupilo.


- Os la quedareis vosotros.-

La sorpresa de Dynk y de Raven no hace falta decir que fue más que mayúscula.


- Conseguir esta esfera me ha traído muchos problemas. Sé que es muy poderosa y que es ideal para un guerrero como yo pero… Un poder como este estaría en mejores manos en alguien con la humildad suficiente como para hospedar y sanar a un desconocido por el simple hecho de encontrárselo en el patio de su orfanato al borde de la muerte.- Añadió Rubbo.

- Pero nosotros… ¡Esta magia no está a nuestro alcance!- Se lamentó Dynk.

- Pero lo estará, lo sé, tu alumno es… especial ¿Cierto?- Preguntó Rubbo.


Y es que a un guerrero como él no se le pasó por alto una persona como Raven. Desde la primera toma de contacto detectó que el chico no era normal, pues desprendía una aura diferente a la de demás personas y eso le hizo decidirse sobre su esfera.


- Quizás aún es joven e inexperto pero detecto un gran potencial en él, seguro que algún día llegará a dominar la magia astral.


Raven no sabía que decir. Esa iba a ser su primera esfera, una potente magia del tipo astral por cortesía del cinco veces campeón del torneo del puño de acero ¿Existía un regalo mejor? Pero el obsequio en si no era lo que parecía, ahora Raven tenía al alcance de su mano una potente magia, pero para conseguir una afinidad al 100% con esa esfera debería trabajar duro, entrenar y sobretodo sufrir.


- ¡No te fallaré, campeón!- Exclamó Raven con los puños cerrados y con los ojos medio humedecidos por la mezcla de emoción y gratitud.

Había pasado un mes desde que Rubbo llegó al orfanato.


Los últimos días en el pueblo de Seedzer tuvieron un sabor amargo. Dynk y Raven ya habían preparado las maletas y había llegado el día señalado para emprender su aventura, les esperaba un largo viaje por Gaia en busca del maestro Shango, quien supuestamente habría reunido la información suficiente para desvelar el misterio del sello de Raven.


Las ultimas semanas antes de partir Raven y Rubbo habían entrenado duro y las primeras muestras de que Raven llegaría a dominar algún día la magia astral se hicieron presentes, pero aún estaba muy lejos de poder usar la esfera en su máximo esplendor. Rubbo, por su parte, había decidido quedarse en el orfanato un tiempo una vez Raven y Dynk partieran. Parecía ser que habían llegado rumores en Heliópolis de que el cinco veces campeón seguía vivo, cosa que no había gustado demasiado a Mr.Loupera y antes de meterse en más problemas Rubbo decidió ocultarse durante un tiempo en la tranquila aldea de Seedzer. Pero en muestra de agradecimiento, el guerrero decidió regalar a Dynk un último obsequio en muestra de gratitud:


- Maestro Dynk, no tengo manera de agradecerle como me han tratado todo este tiempo. En mi vida he ganado muchos tesoros extravagantes y desearía que por favor se quedase con este.-


Rubbo sacó lo que parecía ser un papel enroscado en forma de pergamino y sellado con una cinta roja, presentación que sorprendió mucho a Dynk, pero más aún cuando miró en su interior y vio de que se trataba:


- Esto es… ¿¡La receta de la poción Magna!?-

- Eso parece… Dicen que es una poción sumamente curativa, capaz de curar cualquier tipo de enfermedad, dolor o mal e incluso otorgar una salud imbatible a quien la tome pero… reunir los ingredientes para su elaboración es demasiado laborioso para mi…- Añadió Rubbo.


Y no mentía. Dynk repasó el pergamino y se encontró con cuatro ingredientes que desconocía completamente y un proceso de elaboración de lo más complicado pero… ¿Qué había mas desafiante que ser el tercer hombre en la historia de Gaia a ser capaz de elaborar esta poción? El viejo maestro agradeció al guerrero por su obsequió y a la vez le prometió que algún día completaría la elaboración de dicha poción.


Fue un día de despedidas y promesas, pues faltaba la más importante de todas, la de Raven:


- Algún día seré tan fuerte como tú y cuando nos encontremos… ¡Te haré morder el polvo!

- jajajajaja ¡Esperaré con ansias ese día!- Dijo Rubbo mientras sonreía.

El camino de Raven y Dynk por Gaia justo acababa de empezar con la tranquilidad de que el viejo pueblo de Seedzer quedaba en manos de un guerrero con un poder increíble y con un compromiso para el bien que pocas veces se había visto antes. Rubbo era un hombre de pocas palabras, le gustaba la lucha y sobretodo, le gustaba ser el más fuerte y en ese mes de convivencia con Raven y Dynk también demostró que además de tener un gran poder, también tenía un gran corazón.


Quizás algún día Raven volvería a Seedzer y podría desafiar de tu a tu a Rubbo pero de mientras aún le esperaba una gran hardventura por vivir.

FIN

¿O NO?


¡La aventura continua en el capítulo 1 de Hardventure!

Segunda novela ilustrada que publico, esta vez algo mas trabajada que el Vol.1- El Origen de Raven y con contenido aún mas interesante también: La primera esfera de Raven, el origen de la poción Magna y el "heredero" del orfanato que Dynk y Raven abandonan, una historia algo complicada de encajar en cuanto a fechas y sucesos pero creo que ha quedado bastante decente.


Además conocemos a otro guerrero del mundo de Hardventure, una eminencia del torneo del puño de acero: Rubbo, el campeón de Heliópolis, de momento el personaje mas fuerte de la historia.

Por si os preguntáis que ha ocurrido con el Hardfic Vol.3 puedo decir que está empezado pero me está resultando bastante complicado de encajar en la historia original, pues va a ser una historia que nos contará sobre la familia de Melian y sobre el reino de Grettah ¡No va a tener desperdicio!


Espero que hayáis disfrutado de la lectura :) ¡Nos leemos!