Estos son los personajes que aparecerán en esta Hardfic, cada uno representado por un color de dialogo.
Esta historia empieza en el año 630 de Hardventure, 28 años antes del primer capítulo del cómic de Hardventure.
AÑO 630 – 19 Abril
Con un apretón de manos y una sonrisa dibujada en la cara, se despedía Blava, el rey de los dragones.
- La raza dragón siempre os estará agradecidos por este gran gesto - Anunciaba con voz aguda el dragón usando su forma humana.
El maestro Shango respondía a tan agradables palabras con otra sonrisa. Ambos llevaban años luchando contra el reino de Grettah y en los últimos meses los ataques a colonias draconianas habían disminuido. En los suburbios de algunas ciudades humanas importantes se hablaba de pacto entre humanos y dragones, por lo que si la paz realmente estaba cerca, era conveniente que maestro y alumno se quitaran del medio cuanto antes mejor.
Shango y Dynkinian eran humanos que habíamos ayudado a dragones y no solo eso, antes de que todo esto empezara, el reino de Grettah les había pedido su ayuda y ellos ni siquiera les habían contestado, eso los convertía en enemigos del castillo más poderoso de Gaia y cómo no, en enemigos de su propia raza.
- Hacia el Este encontrareis un pequeño pueblo llamado Seedzer, sabemos que allí han enviado varios humanos huérfanos de guerra, quizás os necesiten - Informó Blava.
Los dragones conocía Gaia como la palma de su mano, llevaban siglos habitando esas tierras, por lo que no dudaron en las palabras de su rey, el pueblo de Seedzer seria su próximo destino.
- Gracias por el consejo Rey Blava, tanto yo como mi discípulo Dynkinian nunca olvidaremos sus enseñanzas, ha sido un placer luchar a su lado - Halagó el maestro Shango en las que serian las últimas palabras de esa despedida.
Detrás de Blava estaba su hijo Cyan, que desde la muerte de su hermano mayor fue declarado futuro heredero de la dinastía dragón. A pesar de tener una apariencia de un niño de 12 años había comandado algunos ataques e incursiones a poblados, su efectividad era destacable: Todos los puestos de control destruidos, ninguna víctima ¿Qué edad debería tener? ¿50 años? ¿100? Sea como sea el joven dragón apuntaba maneras, tenían la sensación de que algún día se volvería a ver, pero no sería en los próximos años, se acercaban cambios, una nueva era quizás.
Era hora de empezar a hacer camino hacia Seedzer. La mochila de Shango y Dynkinian iba repleta de pociones, algún que otro comestible y libros de magia draconiana, cortesía del Rey Blava. Deberían cruzar algunos bosques de renombre conocidos por su peligrosidad y en cierto punto del trayecto deberían encontrarse con un contacto que les ayudaría a integrarse en el pequeño pueblo de Seedzer y darles alojamiento.
La patrulla de dragones capitaneada por su mismo rey vio como se alejaban esos dos humanos. A pesar del odio que les tenían a algunos miembros de esa raza, esos dos guerreros, maestro y discípulo, habían ayudado a escribir una página más en la historia de los dragones. Ellos también debían partir dirección llanuras de Grettah, en unos días deberían encontrarse con el nuevo rey de los humanos, Bera IV, para llegar a un acuerdo sobre la guerra que se estaba sucediendo ¿Victoria o derrota? En breve lo sabrían, la tregua hacia dos días que había empezado y eso ya eran buenas noticias, los dragones tenían esperanzas de que Gaia volviera a ser un lugar tranquilo y donde sus razas vivieran en harmonía, aunque para ello ellos mismos tuvieran que salir perdiendo.
23 Abril
Dos caminantes cruzaban la llanura de Grad.
Hacía días que caminaban, cargados con unas grandes mochilas repletas de obsequios draconianos. Se alimentaban de los monstruos que cazaban y paraban a descansar más bien poco, no tenían prisa, pero tampoco querían perder tiempo. La tregua entre humanos y dragones se notaba: No había nadie en los cielos, el olor a cenizas casi se había disipado y no se notaba ningún tipo de perturbación en el aire causado por alguna explosión. Era una paz extraña, una paz melancólica.
- ¿Falta mucho maestro?
- Tranquilo Dynkinian, ya estamos cerca.
Habían invertido todo su dinero en una vieja escuela abandonada en el pueblo de Seedzer, un pequeño y perdido pueblo de unos cien habitantes, la mayoría gente mayor, situado al nord-este de Gaia, alejado de cualquier guerra y/o conflicto y rodeado de ásperos bosques donde abundaban criaturas de niveles varios, ese sería un lugar seguro para establecerse según el maestro Shango.
- Maestro… ¿Usted cree que esto terminará pronto?
- Dynk, el rey de Grettah era una persona un poco rara, ni yo era capaz de entender sus propósitos. Después de tantos años en guerra, parece ser que el nuevo rey quiere cambiar lo que se está sucediendo en Gaia, hay que tener esperanzas.
- ¿Y a nosotros que nos pasará? ¿Seremos perseguidos?
- Aún no lo sé Dynk, solo nos queda esperar y ver qué ocurre en los próximos días, si se trata de un pacto pacifico será bueno para nosotros…
- ¿Y si la guerra continua?
- Deberemos permanecer en Seedzer hasta que surja una solución, pero nosotros de momento ya hemos hecho demasiado.
- Entiendo maestro…
- No te preocupes Dynk, ya vendrán tiempos mejores, por ahora nos centraremos en los niños que nos tienen que llegar, huérfanos de esta estúpida guerra, a los que enseñaremos el arte de la lucha, la magia y las esferas, eso también te ayudará a ti a mejorar como guerrero.
- ¡Tengo ganas de llegar y ver la escuela maestro!
- ¡Te va a gustar, no te preocupes!
23 Abril
Dos caminantes cruzaban la llanura de Grad.
Hacía días que caminaban, cargados con unas grandes mochilas repletas de obsequios draconianos. Se alimentaban de los monstruos que cazaban y paraban a descansar más bien poco, no tenían prisa, pero tampoco querían perder tiempo. La tregua entre humanos y dragones se notaba: No había nadie en los cielos, el olor a cenizas casi se había disipado y no se notaba ningún tipo de perturbación en el aire causado por alguna explosión. Era una paz extraña, una paz melancólica.
- ¿Falta mucho maestro?
- Tranquilo Dynkinian, ya estamos cerca.
Habían invertido todo su dinero en una vieja escuela abandonada en el pueblo de Seedzer, un pequeño y perdido pueblo de unos cien habitantes, la mayoría gente mayor, situado al nord-este de Gaia, alejado de cualquier guerra y/o conflicto y rodeado de ásperos bosques donde abundaban criaturas de niveles varios, ese sería un lugar seguro para establecerse según el maestro Shango.
- Maestro… ¿Usted cree que esto terminará pronto?
- Dynk, el rey de Grettah era una persona un poco rara, ni yo era capaz de entender sus propósitos. Después de tantos años en guerra, parece ser que el nuevo rey quiere cambiar lo que se está sucediendo en Gaia, hay que tener esperanzas.
- ¿Y a nosotros que nos pasará? ¿Seremos perseguidos?
- Aún no lo sé Dynk, solo nos queda esperar y ver qué ocurre en los próximos días, si se trata de un pacto pacifico será bueno para nosotros…
- ¿Y si la guerra continua?
- Deberemos permanecer en Seedzer hasta que surja una solución, pero nosotros de momento ya hemos hecho demasiado.
- Entiendo maestro…
- No te preocupes Dynk, ya vendrán tiempos mejores, por ahora nos centraremos en los niños que nos tienen que llegar, huérfanos de esta estúpida guerra, a los que enseñaremos el arte de la lucha, la magia y las esferas, eso también te ayudará a ti a mejorar como guerrero.
- ¡Tengo ganas de llegar y ver la escuela maestro!
- ¡Te va a gustar, no te preocupes!
Seguían su paso sin cesar, habían entrado en los bosques de Seedzer, bosques donde vivían monstruos de nivel básico y alguno de mediano, cosa que aseguraba que el pueblo estaba a salvo del ataque de monstruos mayores, pero aún así, a ellos eso no les preocupaba, tenían la fuerza suficiente para acabar con un monstruo de nivel superior, fueron ellos los que acabaron con el monstruo Jocoma que aterrorizaba las tierras de Nigel, un monstruo abominable que había arrasado pueblos enteros a su paso, después de esa hazaña, cualquier otro monstruo se les hacia pequeño.
Shango y Dynkinian eran conocidos como los “Rayos Celestes”, ya que usaban técnicas muy rápidas y efectivas y allá donde iban, se habían ganado el respeto de muchas zonas e incluso, el reconocimiento por parte del reino de Grettah, que los nombró “Mercenarios reales” hasta hace cuatro años.
Aunque el maestro Shango siempre dijo que ese titulo era falso, pues al antiguo rey de Grettah le interesaba tener a cuantos mas guerreros humanos a su lado mejor, y Shango y Dynk eran dos tipos muy codiciados. Pensó el rey de Grettah que hacerles un nombramiento, regalarles algunas tierras, cubrirlos de los manjares mas buenos de Gaia o regalarles piezas de valor los alentarían a mancharse las manos de sangre inocente, pero no fue así...
24 Abril
Los habitantes de Seedzer se los quedaron mirando al entrar en su pueblo ¿Eran forasteros? ¿Qué intenciones les traían a ese tranquilo pueblo alejado de las guerras? Nadie los conocía. A lo lejos se acercaba una persona corriendo hacia ellos, un hombre bajito, calvo y con un pronunciado bigote oscuro.
- ¡Sois vosotros, sois vosotros! Gritaba sin tapujos en el camino principal de entrada al pueblo de Seedzer.
- ¡Que puntuales sois! ¡Os estaba esperando! ¡Seguidme os enseñaré la escuela!
No había duda, ese hombre era el antiguo propietario de la escuela que Shango y Dynkinian habían comprado, parecía un hombre muy activo, pero de confianza ¿Quién no lo parecía en ese tranquilo pueblo? No había ninguna señal de haber sufrido ningún tipo de batalla.
- Llevo días limpiando la escuela junto a mi mujer, os hemos dejado las habitaciones y el comedor limpio y los libros de la biblioteca os los podéis quedar ¡hay más de quinientos! Seguro que os servirán de ayuda.
- ¡Seguro que si buen hombre, habrá que culturizar a los niños! – Contestó el maestro Shango felizmente.
Se veía al Maestro con ganas y con las ideas muy claras, hacía tiempo que le corría la idea de montar un orfanato por la cabeza pero por culpa de los encargos como mercenario nunca había podido cumplir ese sueño.
- Está bien, pasado mañana empezarán a llegar los niños, de momento tendremos diez, venidos desde diferentes puntos de Gaia, todos ellos huérfanos de guerra, habrá que preparar las camas, sábanas y colchones y sobretodo Dynk, no esperes que lleguen con una sonrisa en la cara, puede que incluso estén algo tocados psicológicamente, hay que tratarlos con sumo cariño y darles toda la seguridad que necesiten.
- ¡Si maestro!
Esa noche fue confusa. A Dynk le gustaba la idea de tener que acoger, atender y enseñar a niños pero ¿Iba eso a mejorar sus habilidades como guerrero? Dynk era ambicioso y quería seguir creciendo, pues no quería estancarse aún, a sus 44 años aún le faltaba mucho por aprender...
27 Abril
Tal como dijo el maestro Shango, los niños llegaron al orfanato mediante carros de transporte desde varios puntos de Gaia, todos ellos huérfanos de la reciente guerra de razas. En total siete niños y tres niñas, con edades comprendidas entre los seis y los diez años.
Rápidamente, Shango y Dynk se pusieron a tutearles, tanto culturalmente como físicamente, para ejercerlos como guerreros de provecho. Trabajaban duro en ellos, cinco horas de teórica al día y el resto se dedicaban a ejercicios físicos, control de energía vital y iniciación a la magia.
Muchos niños fueron llegando al orfanato durante los siguientes años.
Aunque la guerra ya había cesado, la post-guerra atacaba duro en los pueblos más afectados: El hambre, las enfermedades y la contaminación hacían que cada vez hubieran más pérdidas humanas, pero en el tranquilo pueblo de Seedzer, alejado de cualquier conflicto bélico, todo seguía su curso. Shango y Dynk enseñaban a los niños sobre la magia y el arte de la lucha, muchos de ellos ya eran valientes jóvenes que realizaban misiones de encargo que le llegaban a Shango, incluso alguno de ellos, los más mayores, ya habían retomado su propio camino por Gaia.
AÑO 640 - 5 Agosto
En los últimos años, destacó un chico llamado TordIa, proveniente del pueblo de Nitran y de diez años de edad, con gran facilidad en aprender. Huérfano de padres fue encontrado en su antigua casa en ruinas y recogido por el grupo de ayuda de Gaia para ser enviado al orfanato de Shango y Dynk.
- Dynkinian ¿puedes venir un momento?
- Dígame maestro…
- Te has fijado en el chico ese… ¿Tordia?
- ¡Para no fijarme! Está aprendiendo muy rápidamente, tanto en el control de la energía vital como en las clases de teórica que le estamos dando.
- Exacto… puede ser que tengamos delante a un genio, un guerrero con futuro.
- Ayer en la hora del recreo… lo vi peleándose contra un Rosso…
- ¿A él solo?
- Exacto… y después de estar un buen rato peleando lo derrotó…
- ¡Impresionante! ¡Aún siendo un monstruo de nivel inferior es una proeza que logre encararse y vencerlo!
- No solo eso… logró utilizar su fuerza vital para ayudarse en la pelea…
- Eso es… ¡Decidido! Mañana por la noche iremos a la laguna de Seedzer, dicen que por ahí corren varios monstruos salvajes no muy fuertes, será un entrenamiento especial, quiero ver lo mucho que han avanzado estos niños.
- Maestro Shango… para mañana por la noche han previsto lluvia y quizás tormenta…
- No te preocupes Dynkinian ¿has olvidado mi especialidad? Una tormenta no será ningún problema.
Shango y Dynk consideraron esa noche como una prueba especial no solo para su alumno Tordia, sino para los alumnos mas aventajados en general, así que después de planear el entrenamiento y la prueba, ambos se fueron a dormir, esperando con ansias ver el fruto de su trabajo.
6 Agosto
La previsión de Dynk fue correcta, esa calurosa noche de verano fue testigo de una fuerte tormenta acompañada de agua.
Los doce niños que participaron en el entrenamiento especial lo dieron todo esa noche derrotando a varios monstruos de nivel inferior cerca de la laguna de Seedzer. Tordia, como era de esperar, destacó entre todos ellos y Shango no le quitó ojo en toda la noche, pero su atención no duraría mucho…
- ¡Maestro Dynk, maestro Dynk!
- ¿Qué ocurre Tordia?
- ¡Oigo el llanto de un bebé, creo que viene de por allí!
- ¿¡Cómo!?
La tormenta no cesaba, el lago de Seedzer estaba hasta los bodes de sus cabales. Cerca de donde entrenaban los doce niños junto a Shango y Dynkinian se oían los llantos de un bebé, pero debido al ruido de la lluvia y los relámpagos, nadie sabía con certeza por donde se escuchaban.
- Mierda… no hay duda, es un llanto humano… ¿de dónde viene?
- ¡Dynkinian, busca por la base de los árboles, no puede estar lejos!
- ¡Maestro, lo he encontrado!
Y efectivamente allí estaba, un bebé de pocos meses de vida, arropado con una fina tela de seda, empapado de pies a cabeza y llorando sin cesar bajo la fuerte tormenta.
- ¿Cómo ha podido sobrevivir con este tiempo?
- ¡Dynkinian no te entretengas, recoge al bebé y volvamos al orfanato, se suspende el entrenamiento!
7 Agosto
En el comedor principal, todos los niños rodeaban la mesa redonda donde solían comer, estaban impacientes para ver el nuevo hallazgo. Un bebé de pocos meses de vida encontrado bajo una fuerte tormenta durante un entrenamiento, todos se preguntaban cuanto tiempo llevaba allí abandonado y como podría haber sobrevivido. Raramente ese niño no dejaba de llorar día y noche, y nadie conocía el porqué de su llanto hasta que…
- ¿Se ha dado cuenta maestro? Su mano izquierda… tiene como… una especie de marca…
- Si, lo vi anoche cuando lo recogimos, pero dudo que sea lo que le haga llorar… miraré en mi viejo libro de signos a ver que puede significar…
El maestro Shango se encerró en su biblioteca particular y no salió en horas… días… Dynkinian de mientras cuidaba al recién llegado, intentando calmar su llanto, pero no había manera. Los demás niños del orfanato se empezaron a molestar con el recién llegado, no les dejaba dormir ni concentrarse en las clases, hasta que al cabo de tres días, el maestro Shango salió de su biblioteca, muy decidido se dirigió a la habitación donde se encontraba el bebé y de pronto, dejó de llorar.
- Maestro Shango ¿Qué ha hecho?
- Jajaja por ahora no me preguntes Dynk, te lo contaré más adelante, por cierto… ¿le has puesto nombre ya a nuestro joven alumno?
- aah… pues… no…
- Jajaja entonces su nombre será… Raven.
Unas vendas cubrían ahora las manos del niño y sus curiosos ojos rojizos dejaron de llorar.
- Aún no sé muy bien de que se trata, un sello, una maldición, una invocación… desconozco por completo esas marcas, he inscrito un sello en las vendas que envuelven su mano, eso lo protegerá del dolor que le causan esas marcas.
- ¿Dolor?
- Exacto… sea lo que sea no parece algo normal, de momento le dejaremos esas vendas e iremos observando su progreso, aunque todo esto me tiene muy intrigado…
- ¿Las marcas del niño?
- Y no solo eso Dynkinian ¿Por qué han abandonado ese niño tan cerca de nuestro orfanato? Nos lo podrían haber traído directamente a nosotros…
- Es verdad, además, es una locura dejar a un crío tan pequeño en medio de un bosque lleno de monstruos…
- Investigaremos de cerca sus progresos, tengo la impresión de que este crío esconde algo misterioso, he pensado en ir a inspeccionar la zona donde lo encontramos, a pesar de la lluvia de estos días quizás encontremos algo.
Y grande fue la sorpresa cuando Dynkinian, que sabia el sitio exacto donde fue encontrado el niño,
llegó a ese mismo punto, y ante sus ojos se encontró algo que no vio esa noche, una gran pieza
envuelta en tela que marcaba la silueta de una conocida arma.
- Dios mío eso es una… ¿espada?
No tardó en coger ese objeto y llevárselo a su maestro cuya curiosidad aumentó tras ese descubrimiento, si ya las misteriosas marcas del recién llegado eran extrañas, mas lo era encontrar un arma con las mismas marcas en el lugar del hallazgo.
Pasó el tiempo y Raven, el chico que encontraron en la tormenta, fue creciendo. Le enseñaron a que nunca jamás debería quitarse la venda que le cubría la mano izquierda, que eso podría ser peligroso para él e incluso para los demás niños. Shango y Dynkinian habían notado que las raras marcas de su mano crecían junto a él, cuando lo encontraron apenas se localizaban en la palma de su mano, y cuando se cumplieron los tres años desde su descubrimiento, las marcas cubrían por completo su mano izquierda, además, cada vez que las vendas eran retiradas, crecía en Raven una enorme energía vital que ni él mismo era capaz de controlar. Eso despertó aún más la curiosidad de Shango, que decidió partir y dejar el orfanato a cargo de su discípulo, Dynkinian.
- Dynkinian, siento dejarte todo esto a ti solo, pero todo el misterio que envuelve a Raven me tienen intrigado.
- No pasa nada maestro Shango, puedo hacerme cargo del orfanato yo solo, he decidido que no acogeré más niños por ahora y me dedicaré al estudio y progreso de Raven, siento que hay en él algo que puede ser muy importante.
- Siempre me fascinó tu dedicación Dynkinian ¡no pierdas esa virtud hasta que nos volvamos a ver! Espera a que Raven cumpla la mayoría de edad para partir en mi búsqueda, de mientras, haré que recibas por carta las pautas del que será vuestro viaje por Gaia ¡no pierdas detalle Dynk!
- ¡Hasta pronto maestro!
Y así fue como, después de años de duras batallas juntos, maestro y alumno se separaron para emprender una investigación por separado que juraron que algún día, volverían a unir para saber quién o qué era ese misterioso chico de pelo plateado que encontraron bajo una tormenta una noche de verano.
FIN
¡Espero que hayáis disfrutado de la lectura de esta nivela ilustrada! Aquí os dejo algunos extras de esta Hardfic, como estas dos cartas de monstruos:
Rosso, uno de los monstruos que más abundaban en los bosques de Seedzer y el famoso monstruo Jocoma, temido por toda la comarca y que fue derrotado por Shango y Dynk en una de sus muchas aventuras!
Además en este Hardfic conocemos personalmente a Blava, el Rey de los Dragones, o mejor dicho, al padre de Cyan, un personaje muy importante en la historia de gaia y con unos poderes asombrosos...
¡Entra en su ficha de personaje para conocer más de este gran personaje!
Y también conocemos a Tordia, un niño prodigio que fue tuteado por Shango y Dynk ¿Sabéis que pasó con él cuando abandonó el orfanato? ¿Se convirtió en un guerrero decente? ¿O se tiró a la mala vida?
¡Descúbrelo en su ficha de personaje al estilo RPG!
¡Espero que os gusten! ¡Hasta el próximo capítulo!